Por XIKOOVA
Durante el Segundo Imperio Mexicano, la emperatriz Carlota impulsó la restauración de la Alameda Central en la Ciudad de México, que había quedado deteriorada tras la intervención estadounidense. Promovió su embellecimiento con jardines y esculturas, destacando la fuente “Venus conducida por Céfiros”, símbolo del refinamiento europeo. Su presencia convirtió a la Alameda en un espacio de encuentro para la alta sociedad y dejó una huella duradera en el paisaje urbano de la capital.