También puedes escuchar este artículo en el siguiente audio:
Teotihuacán, ubicada cerca de la actual Ciudad de México, fue una de las ciudades más impresionantes y enigmáticas del México prehispánico. Conocida mundialmente por sus majestuosas pirámides del Sol y la Luna, esta antigua metrópoli mesoamericana fue también un centro clave para el desarrollo cultural, astronómico y ceremonial.
Calendarios y Glifos en Teotihuacán
En diversos relieves y esculturas encontrados en Teotihuacán, como la Piedra de los Cuatro Glifos, las Tres Estelas, la Piedra del Año 3 Tochtli (descubierta en 1965), la Estela de los Dos Glifos y la famosa Piedra del Fuego Nuevo, se pueden apreciar símbolos relacionados con aparentes calendarios y tradiciones culturales antiguas.
Aunque en estas piedras predominan los glifos nahuas, también encontramos otros tipos de símbolos e influencias culturales diversas, especialmente en sitios cercanos como Xochicalco. Por ejemplo, al menos diez glifos nahuas hallados en Xochicalco fueron posteriormente integrados en la piedra del sol o calendario azteca, compuesto por 20 símbolos que representaban días específicos.
Un símbolo notable que se utilizaba para marcar el año está formado por un ángulo y un rombo entrelazados, con diferentes elementos decorativos y simbólicos asociados a dioses o numeraciones que indican fechas específicas. Curiosamente, solo cuatro de los veinte días de la piedra del sol se usaban para nombrar años: Conejo, Caña, Pedernal y Casa. Estos días, conocidos como «portadores del año», fueron utilizados también por culturas como la mexica y la mixteca, destacando un vínculo cultural profundo en Mesoamérica.
Alrededor del siglo X, se produjo un cambio significativo en estos «portadores de año» en la transición del horizonte clásico hacia la época tolteca, como lo revelan los hallazgos cerámicos asociados a estas inscripciones.
Rituales Funerarios en Teotihuacán
En cuanto a los entierros, las excavaciones arqueológicas han revelado prácticas funerarias interesantes y diversas. En la Cámara de las Ofrendas de Xochicalco se descubrió un entierro primario debajo del piso del edificio ceremonial, único hasta ahora en esta área específica. Este entierro estaba acompañado por objetos valiosos que probablemente pertenecieron a un individuo de alto rango.
En otro sector llamado «El Cementerio», se localizaron varios entierros primarios más, incluyendo uno doble que destacaba por tener deformación craneal intencional tipo tabular erecta y dientes modificados. Además, se encontraron numerosos entierros secundarios acompañados por cerámica fragmentada, lo que podría indicar rituales complejos relacionados con la muerte.
Asimismo, diversas estructuras ceremoniales, como la Pirámide y las estructuras a su alrededor, contenían entierros secundarios que también incluían ofrendas elaboradas. Por lo general, estos entierros corresponden a personajes relevantes como sacerdotes o guerreros, indicando claramente la jerarquización social y religiosa de Teotihuacán.

El monolito fue hallado en Xochicalco durante las exploraciones arqueológicas realizadas entre 1966 y 1967, y actualmente forma parte de la colección del Museo Cuauhnáhuac, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), ubicado en el Palacio de Cortés, en Cuernavaca, Morelos.
¿Dónde enterraban a sus muertos los habitantes comunes?
Además de los entierros ceremoniales encontrados en estructuras importantes, se cree que los habitantes comunes de Teotihuacán, quienes vivían en casas hechas de materiales perecederos como madera, palma y barro sin cocer, también enterraban a sus muertos cerca de sus viviendas. Aunque estas casas han desaparecido con el paso de los siglos, se considera muy probable que hayan tenido cementerios propios o espacios dedicados para los entierros cotidianos. Sin embargo, hasta ahora, dichos cementerios aún no han sido localizados por los arqueólogos.
Estos descubrimientos arqueológicos nos permiten conocer mejor cómo los habitantes de Teotihuacán y sus alrededores vivían, medían el tiempo y rendían tributo a sus difuntos, ofreciéndonos una fascinante mirada al pasado mesoamericano.